Situémonos en el mapa
20 Julio. 8.00 am. Río de Janeiro.
Situémonos en el mapa.
Apenas quedan unos minutos para que sean las 8 de la mañana, y mamá Pilar ya está abriendo las ventanas de la habitación para que veamos el buen día que hace (menos mal, porque el día de ayer fue muy muy feo).
Bajamos al buffet, a diferencia de ayer, conseguimos mesa sin complicaciones y nos alimentamos bien para afrontar nuestro último día en Rio de Janeiro.
Paramos un taxi en el paseo de la playa de Copacabana y nos deja delante de la estación del bondinho (teleférico) del Pão de Açúcar.
Por la cantidad de 70 reales cada una, conseguimos el boleto que nos llevará a la estación del primer tramo del bondinho.
La ruta en el famoso teleférico está compuesta por dos tramos, el primero conecta la Praia Vermelha con la cima de la colina de Morro da Urca, y de ahí al segundo tramo que llega hasta Pão de Açúcar a 396m de altura sobre el nivel del mar.
En la cima más alta se puede contemplar una de las mejor panorámicas de la ciudad y, gracias al bonito día que hace, apetece quedarse tomando un jugo natural de frutas variadas mientras nos calentamos con los primeros rayos de sol del día.
Para sorpresa nuestra, en la cima encontramos una pequeña selva totalmente virgen dónde es fácil ver a los macacos divirtiéndose entre los árboles mientras los turistas intentan sacar su mejor instantánea.
Sobre las 12.00 am ponemos rumbo a la montaña de Corcovado, segunda parte del día. Cuando llegamos nos dirigimos a la biglieteria dónde compramos tickets para el ferroviario que lleva a la cima. Las primeras entradas disponibles son a las 3.00 pm, así que decidimos ir a comer por la zona.
Mientras hacemos tiempo, compramos souvenirs y a los pies de Corcovado encontramos un pequeño vegetariano con mucho encanto (el único que hemos visto hasta ahora), así que decidimos almoçar ahí unas berenjenas gratinadas y ñoquis al Pesto acompañados de croqueta vegetal.
Cuando llega la hora, tomamos el ferroviario y nos lleva a una de las 7 maravillas del mundo; El Cristo Redentor. No decepciona, sus vistas a la cidade maravilhosa son las más espectaculares, con el Pão de Açúcar enfrente (donde hace pocas horas estábamos en su pico), pero hay que reconocer que intentar sacar un simple selfie no es tan fácil debido a la cantidad de visitantes que recibe este monumento.
Sentadas en los pies del Cristo nos paramos a pensar en todo lo que hemos conocido. Valorando nuestra aventura volvemos a repetir nuestra frase: "situémonos en el mapa" y con una sonrisa de oreja a oreja y fascinadas por la immensidad de lo que ven nuestros ojos nos despedimos de "#ErreJota" (Río de Janeiro).
#petxistrip
Que felices se os ve, como disfrutais. Perfecto adi tiene que ser. Besitos y cuidadinnnnnnnnnnnnn
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