El pulmón de nuestro planeta
23 Julio. 6.30 am. Manaus.
El pulmón de nuestro planeta.
Segundo despertar en Manaus. Hoy con un poco más de sed ya que los caipiraõ de anoche cundieron. Pero hay que prepararse porque tío Ronni nos espera para ir a hacer el esperado tour por la floresta (selva amazónica). Desayunamos las típicas tapiocas, café y zumo de abacaxi.
El Uber no llega, así que una amiga de la familia nos lleva hasta el puerto para coger el barco que nos va a llevar todo el día de un lado para otro a través del río Negro y el río Amazonas.
Primera parada: Baño con Botos (delfines rosados de río, los delfines de agua salada se llaman golfinhos).
El barco atraca en un muelle dónde nos colocan un salvavidas y entramos al río.
El instructor brasileiro se divierte con nosotros dando de comer pececitos a los botos y no paramos de reír aunque nos llevemos algún que otra pernada.
Segunda parada: Visita a una tribu indígena.
Nos llevaron a una pequeña isla habitada por una tribu indígena. Los indígenas nos explican su historia y empiezan a danzar, cantar y tocar dando pie a un típico ritual al que nos hacen partícipes.
Al finalizar el ritual nos dan passo a su auténtica cocina fresca y natural: hormigas y cocodrilo.
Probamos las primeras, y tenemos suficiente, preferimos ir a acariciar el oso perezoso.
Tercera parada: Trilla en la floresta y planta Victoria Regia.
Paramos a comer en un restaurante flotante, lo de siempre: amplio buffet con farofa, tambaqui, feijoada, arroz blanco... como acompañante de una variedad de pescados típicos de la zona.
Al terminar cruzamos parte de la floresta siguiendo una trilla hecha de madera que nos lleva hasta un mirador donde encontramos la planta Victoria Regia. Por el camino, unos pequeños macacos suben a la mochila de Thaïs para sacarle comida o robarle alguna cosa. La gente empieza a decir "macaco ladraõ".
Al volver del mirador damos de comer a los mismos macacos de antes. Ahora ya, un poco más simpáticos.
Cuarta parada: Pesca de Pirarucú.
Siguiendo el paseo por el río negro nos sorprendemos al ver una canoa saliendo del medio de las matas con una familia indígena cuyos animales de compañia eran una anaconda y un oso perezoso. Como reclamo turístico suben al barco y permiten echarnos unas fotografías con sus peculiares acompañantes.
Cerca de ahí, nuestro guía nos muestra un poblado flotante con todas las características de un pueblo, pero en este caso flotando entre maderas: una iglesia, un colegio, un supermercado...
Y llegamos a la cuarta parada, la posible parada que puede llegar a cumplir uno de los sueños de Thaïs: pescar. Y sí, así fue. Intentamos pescar Pirarucú, un pez típico de la zona que pesa nada más y nada menos que 120kg. A pesar de la fuerza nos quedamos sin Pirarucú aunque pudimos saborearlo en el restaurante flotante de la tercera parada.
Quinta y ultima parada: encuentro de las aguas.
Aunque al principio no se apreciaba demasiado nos sorprendemos al ver como se diferencian perfectamente las aguas de dos rios distintos: el río Amazonas y el río Negro màximo afluente de este.
Al llegar a casa, explicamos a nuestra familia Brasilera lo bien que lo hemos pasado y lo mucho que nos ha gustado y sorprendido su tierra Amazónica: el pulmón de nuestro planeta el cual provee el 20% del oxígeno total en la Tierra.
Y aunque parecía que el día terminaba aquí, Amanda y Rainier (los primos Manauinos) nos llevan a una zona de clubs nocturnos. Pero nos sorprendemos al ver que el ambiente en todos ellos es música en vivo. Aquí es difícil de ver algún club con dj's. Y a ritmo de forró y samba pasamos una buena y última noche Manauara.
#petxistrip
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