Eterna Primavera

14 Noviembre. 7.00 am. Villa de Leyva.
Eterna primavera.

Lo primero que hago al abrir los ojos es mover las piernas, la cadera y el glúteo. Vale, estoy más o menos bien, pensaba que Abejón me habría dejado peor.

Nos vestimos, arreglamos todo  y bajamos a desayunar. Como en Bogotá, nos ofrecen fruta, huevos y café (qué rico el café colombiano).
A las 9 am arranca nuestra buseta de regreso a Bogotá. El avión destino a la ciudad de la eterna primavera (Medellín) nos sale a las 4.30 pm y como no nos fiamos del tráfico de entrada a la capital, preferimos ir con tiempo.

El viaje se hace ameno con los ya conocidos verdes paisajes y sonando uno de los álbumes de Amaia Montero con la Oreja de Van Gogh y Alex Ubago de fondo. ¡Lo que agrada escuchar música que hace tiempo que no oyes!

La buseta tiene una virgen en la parte posterior y un led de color verde la va iluminando cada cierto tiempo (la religión aquí la tienen muy presente en todo momento) y mi hermano trata insistentes veces sacarse un selfie, pero dadas las condiciones de la carretera y la agradable forma de conducción se le hace tarea muy difícil.

Llegamos a Bogotá hacia las 11.30 pm y decidimos ir a visitar el famoso museo de la ciudad, Museo del Oro.
Ponerse a calcular la de millones que tiene que haber ahí dentro de oro yo creo que debe ser prácticamente imposible, hay incluso puertas blindadas para entrar a las diferentes salas.
El museo está estructurado en 3 plantas y es entretenido porque, más allá de mostrar todo el oro encontrado desde años ancestrales, te van contando la concepción que tenían hace miles de años a.c. del cosmos y de la vida y como fue evolucionando a posteriori.
En la última planta se encuentra una sala interactiva donde se explica toda la historia del oro y niños y adultos pueden realizar talleres manuales.




Dos horas después, salimos e intentamos parar un taxi mientras nos mojamos con las 4 gotas de lluvia que han empezado a caer. Pensaba que sería peor, pero a pesar del caótico tráfico llegamos bien de tiempo al aeropuerto. 

En el El Dorado sólo nos brindan 30 minutos de Wi-Fi, así que exprimo mi habilidad para encontrar alojamiento intensamente, en Medellín no tenemos nada reservado y prefiero ir sobre seguro.
El vuelo es rápido, 30 minutos y me permito  felicitar a Avianca por las buenas prestaciones en los aviones aún siendo un vuelo nacional tan corto. 

Tras recoger nuestras maletas pido un Uber para que nos lleve hasta el hotel. El Uber sigue siendo no-legal, pero la gente lo utiliza sin problema. 
Alex nos recoge y durante el camino nos va contando mil cosas sobre Medellín (demasiado por conocer en tan pocos días, habrá que volver). Es de noche, y el aeropuerto está 900 metros por encima de la cuidad así que, a pesar de que nos habían dicho que Medellín era cálido, tenemos frío. De bajada a la ciudad Alex nos para en un bonito mirador donde se pueden observar unas excelentes vistas de la enorme ciudad de Medellín por la noche. Nos tomamos un par de fotos y seguimos el trayecto hasta el hotel. 





Aquí ya hace calor, se nota la diferencia de altura. Llegamos al hotel y me siento satisfecha de la reserva exprés. La zona donde está Le Fleur me enamora. Situado en la zona del Poblado, en la zona sur, cerca del parque Lleras, una de las zonas más seguras de la cuidad.

Nos instalamos, descansamos y salimos a cenar. Está lleno de bares y clubes y parece que por la zona hay bastante ambiente. Acabamos cenando en un hawaiano, Poke Bowl, que me recuerda a uno que hay en Barcelona, mismo concepto parecido nombre (allí se llama Tiki Poke). ¡Como me apetecía comer algo así! Es un lugar donde tú seleccionas lo que quieres en tu Bowl, los hidratos, las proteínas, los toppings, las verduras... muy recomendable.



Damos un rodeo por la zona hasta llegar al hotel, da la sensación de estar en medio de la selva, de repente encuentras bosque por en medio de las calles, un río cruzando, cañas de bambú... único.

#petxistrip

Comentarios

  1. Estupendo, interesante tambien este capitulo. Se os ve disfrutando a tope de cada momento, y visitanto tantas cosas pintorescas y variadas. Un besazo.

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  2. Bona entrada a Medellin!!!!���� i menos mal q tu amigo Abejon no dejo dolor jaja

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