¡Hop, hop!
13 Noviembre. 5.00 am. Bogotá.
¡Hop, hop!
Si, yo también me sorprendo de que esté madrugando tanto. Si durante mi jornada laboral me levantara con esta facilidad, estoy segura de que rendiría mucho más.
Sofía nos recoge en Uber a las 5.30 am en frente del hotel y vamos la estación del Norte donde pondremos rumbo a Villa de Leyva, en la zona de Boyacá, al noreste de Bogotá.
Agarramos una buseta y nos lleva hasta esta encantadora villa en un recorrido de aproximadamente 2,5 horas. Me entretengo el camino viendo The good wife a la par que voy observando las verdes vistas a través de la ventana.
Llegamos hacia las 8.30 am y nos dirigimos al hotel que reservamos ayer tarde, Santa María de Leyva Hotel Botique. El hotel está totalmente reformado y el personal es muy amable. En la recepción del hotel nos ofrecen tinto y aromáticos (infusiones) así como fruta que tienen ahí para que los huéspedes consuman a su antojo.
La habitación es muy grande y realmente las prestaciones de ésta supera las expectativas.
Como nuestro hotel, la villa está llena de hoteles que me recuerdan a las conocidas Pousadas Brasileras donde estuvimos alojadas este verano en Ilha Grande (Angra dos Reis, Brasil); todas cuentan con jardines y patios tropicales en medio creando un ambiente salvaje y a su vez muy natural.
Paseamos por el pueblo informándonos en diferentes puntos turísticos para realizar excursiones e intentando ajustar precios. Aunque por el pelo aún podría pasar, mi color de piel y acento me delatan y, como en todas partes, cuando ven que no eres autóctono intentan inflarte los precios.
Sofía ya es medio Colombiana, así que después de negociar con un par, encontramos un precio más que razonable para realizar excursión en caballo y visitar La Casa de Terracota, Museo El fósil y Poza Azul.
Le regalamos 5 minuticos a Jimmy (el hombre que nos prepara los caballos) y tras más de media hora esperando (los 5 minuticos Colombianos son así, nunca son de reloj), al fin llega con los caballos.
Abejón (mi caballo) y yo, al principio no nos acabábamos de entender, pero conforme íbamos avanzando, cada vez mejor. Él quería ir todo el rato a galope y yo con tanto salto sufría por el dolor que podría llegar a tener a la mañana siguiente.
El recorrido fue precioso (pronto lo colgaré en Strava por si le queréis echar un ojo). Empezamos desde el centro de Villa de Leyva y cuando llevábamos unos 5 km paramos a tomar unas gaseosas en una hacienda perdida en media del bosque. Una vez terminada la Cola&Pola damos rumbo a nuestra primera parada, El museo ‘El Fósil’.
La atracción más turística de este museo es el gran fósil de un Krontosaurio, provinente de los dinosaurios y es de medio acuático. Sólo hay 4 en el mundo y éste es el segundo más grande.
En el museo de pueden observar cientos de fósiles distintos, desde caracolas y plantas, hasta peces que hoy en día ya están extinguidos.
Nos volvemos a montar encima de nuestros amigos y nos dirigimos a Pozo Azul. Estos 4 pozos (en realidad son como 4 pequeños lagos), son piscinas naturales de agua truquesa y aguamarina en medio de unas montañas áridas. Es realmente un paisaje único de ver y encima de nuestros caballos hace que sea aún más especial.
Le pedimos a Don Diego (nuestro guía) que nos tome algunas fotografías con el paisaje pero, si hay algo que estoy aprendiendo en este viaje (además de que son súper religiosos), es que hacer fotos no es precisamente el punto fuerte de nuestros simpáticos colombianos.
El sol realmente aprieta mucho y hace que nos quememos cada uno a su manera. Aún así, se ven nubes negras llegar desde lejos pero nuestro enterado guía dice que por el viento que corre no nos va a llover (?). Nos fiamos y la verdad es que acaba teniendo razón.
Abejón y yo cada vez nos entendemos mejor, por lo menos frena cuando le digo que lo haga, y yo ya empiezo a cogerle el truquillo a su galope.
Don Diego nos guía hasta La Casa Terracota. Realmente la imaginación que tienen es aterradora. Supuestamente, en sus inicios, dicha casa se construyó para ser habitada pero recibía tantas visitas de turistas que decidieron convertirla en una atracción turística.
Es una casa construida de arriba abajo de barro (Terracota) pero es que a la casa no le falta detalle. Es una casa de tres platas compuesta por cocina, varias habitaciones con baño, terrazas, terrado con solárium, zona de barbacoa y hasta un chiringuito para tomarte tus cocktails al sol. Absolutamente todos los detalles son de barro y vista desde fuera se asemeja a la casa de los pitufos pero en color marrón.
Llama la atención que, todos los baños de la casa y algunos otros detalles, están decorados con el famoso trencadís de nuestro paisano Gaudí (desconozco si la influencia de éste tiene algo que ver).
Los caballos ya se han saciado comiéndose toda la hierba de alrededor y nos montamos encima de ellos para el regreso al pueblo.
La confianza con ellos ya es casi plena, así que a ritmo de ¡hop, hop! Hacemos que galopen y corran más mientras nos echamos unas risas por el camino (ahora me río, pero cuando creía que estaba a punto de salir volando por encima del caballo no me hacía tanta gracia).
Después de casi 4 horas de excursión, llegamos realmente cansados y hambrientos y vamos a comer al Portal De San Pedro, restaurante recomendado por unos amigos colombianos de Sofía.
Terminamos de almorzar/cenar hacia las 6 de la tarde (ya casi es oscuro) y visitamos las tiendecitas de la pequeña villa.
Tras ver varias, me enamoro de un colgante con una pequeña esmeralda cuadrada provinente de la zona de Chivor y no veo otro remedio que comprármela (algún recuerdo me tendré que llevar...). En Colombia hay muchas zonas de extracción de esmeraldas por lo que no es raro ver muchas tiendas ofreciendo esta piedra preciosa con su garantía de calidad y autenticidad.
Regresamos al hotel realmente exhaustos y viene el momento de relajación del día. Con el alojamiento tenemos a nuestra disposición un jacuzzi personal para nosotros; así que avisamos a recepción que nos lo preparen y bajamos a relajar todas las tensiones acumuladas del día.
El baño nos dejó en un estado totalmente Zen perfecto para ir a dormir y descansar, así que tras comer algo de fruta caemos rendidos en la habitación.
#petxistrip
Carai chicos que viajecito mas interesante, el proximo no me lo pierdo, me voy con vosotros, a descubrir mundo. No dejeis ni un rinconcito por descubrir. Un besazo, os quieeeeeerooooo.
ResponderEliminarOleeee!!!! Super diaaa eh!!!! Aqui amb el Gio seguint-vos a tope. Ens encanta!!!
ResponderEliminarXuliiiissima la ultima foto