Salsa de choque

17 Noviembre. 8.00 am. Jardín.
Salsa de choque.

Las campanas de la Iglesia me despiertan, de echo lo han hecho 3 veces. Me asomo a la ventana de la habitación y veo a Mireia y mi hermano en el patio que acaban de pedir el desayuno. Bajo y me uno a la mesa con ellos. Hoy no hay fruta, pero las huevos y arepas de maíz no faltan.

Abandonamos cada uno su habitación y le pedimos a Flor que por favor nos guarde las maletas. Nos viene a recoger su marido para llevarnos en mototaxi a una cascada que hay cercana al pueblo, La Escalera.

Nos aparca en medio de un camino y se va, ya que hemos decidido hacer senderismo para la vuelta. El paisaje sigue siendo el mismo al que ya estamos acostumbrados, todo verde.



Llegamos a la cascada y es muy bonita, pero cae un sol aterrador, así que nos refugiamos un rato en la sombra mientras tomamos fotos y mi hermano intenta hacer un handstand encima de una roca.



Seguimos el sendero hasta llegar al Cerro del Cristo Rey, es un pequeño cerro donde hay un Cristo más bien chiquitito y desde donde se pueden observar una panorámica preciosa del pueblo. El camino, a pesar del sol, se hace ameno pero las vistas desde ahí lo merecen. Desde los pies del Cristo hay un camino que va directo hasta el pueblo, así que lo seguimos y por el camino los encontrábamos a una pareja que nos regala guayabas (desconocía que esta fruta tan pequeña tenía tantísimas pepitas). 



Cruzamos un río y tras 2 horas y media llegamos de nuevo al pueblo.
De camino al hotel, paseamos por las calles coloridas del pueblo y visitamos tiendas de artesanía donde nos encandilan unos bolsitos preciosos de cuero totalmente artesanal, hechos por paisanos de la zona. Como que recuerdos hay que llevarse, Mireia y yo decidimos contribuir en la causa y nos llevamos uno cada una.



Mi hermano se quedó ayer con el antojo de bandeja paisa así que hoy si, vamos Donde Andrés y nos sirven abundantes bandejas con carne de res. Deliciosa, buena recomendación.

A las 2.15 pm sale nuestro bus de regreso a Medellín, así que tras probar otro dulce (el pueblo está lleno de dulces típicos de la zona) nos montamos a la buseta de vuelta a la cuidad.
Hacia las 5-6 pm es la hora punta, así que el recorrido se demora cera de media hora.

Llegamos al hotel y Kim nos escribe para organizar el plan de esta noche.
A las 9.30 pm hemos quedado en el restaurante Matriarca, en la zona del Poblado, así que nos acercamos andando. 
Kim llega con una compañera de trabajo, Kathleen, una joven Canadiense-Colombiana. El local es muy bonito, amplio, a media luz y música en vivo. Tienen parte de cocina peruana, así que, entre otras cosas, pedimos una degustación de ceviches muy rico. De postre, Kim sopla las velas y nos traen una tarta de chocolate y una tartaleta de bocadillo (membrillo de guayaba) con mermelada de mora.



Ha empezado a llover, así que agarramos un Uber para ir al Cuchitril un local/discoteca con dos ambientes, donde en uno ponen música urbana y en el otro salsa. Hoy en el local de música urbana hay un concierto de rap, así que en la sala de salsa nos ponen un popurrí de todo. 
Me hace gracia porque realmente la música que suena es prácticamente la misma que podríamos encontrar en cualquier local de barcelona, pero de vez en cuando suena algún hit de antaño que siempre gusta recordar.
Los colombianos llevan el ritmo en la sangre, así que no paramos de bailar y, me atrevo a decir que, aprendo a bailar algo de salsa de choque (un estilo de salsa al que no estoy acostumbrada) gracias a un caleño.

Tras reírnos un buen rato y bailar sin parar, nos subimos a un taxi y regresamos al hotel. Mañana es nuestro último día en Medellín.

#petxistrip

Comentarios

  1. Quiero ver un video de esa Salsa. Que bonita cascada y alrededores. Disfrutarrrrrr. Un beAzo

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