Regalos del Camino
11 Octubre. 6.15 am. Puente la Reina.
Regalos del Camino.
Anoche me quedé frita en menos de 5 minutos. Estaba terminando el post de ayer y de repente ya me estaba sonando la alarma de las 6 de la mañana. La verdad es que no tenía mucha fe, pero sorprendientemente he dormido muy bien y del tirón, supongo que el cansancio acumulado que llevaba encima tendrá algo que ver.
Hoy sí, nos hemos despertado a la hora prevista, hemos desayunado un café y plátanos y con la oscuridad de las primeras horas del día y el frontal en la cabeza hemos empezado a andar.
Nos vamos quitando el sueño de encima, con los primeros pasos por la calle del Crucifijo, pasando bajo el arco que une la Iglesia con el Convento Sanjuanista, entrando en la calle mayor.
A la derecha vemos la iglesia de Santiago y finalmente llegamos al famoso puente románico que da nombre a la localidad situado sobre el río Arga, donde estuvimos ayer.
Empezamos con muchas ganas, hoy la etapa es de 22 km, más corta que ayer y nuestro destino final es La Estella.
A pocos metros de terminar el pueblo, empezamos a subir, parecía una cuesta ligera pero al final no ha resultado serlo tanto. La subidita se ha ido accentuando paulatinamente hasta la cima, cada uno de nosotros sin aliento y con la marcha puesta. Jesús ha sido el primero en llegar y se ha entretenido haciéndonos fotos conforme íbamos llegando con nuestras caras de apuro.
Sienta bien llegar a la cima y más aún cuando, al girarnos, vemos el precioso amanecer. Nos hacemos una foto una vez recuperados y seguimos andando.
En el km 5,2 pasamos por Mañeru, pueblo pequeñito conocido como “pueblo de vino” y muy transitado por peregrinos.
A la salida del pueblo es difícil no dejarse cautivar por las vistas que el camino nos está regalando. Una senda de casi 2,5 kms rodeada de cereal, viñedos, campos, con un pueblo de fondo a lo alto y el sol que sigue subiendo. Sin duda, una de las postales del camino para el recuerdo.
Avanzamos hacia el pueblo en cuestión de traza medieval, Cirauqui (o Zirauki en Esukera), situado sobre una colina. Al entrar, abundan las cuestas empinadas, pero para seguir el camino y conseguir un sello del ayuntamiento en la credencial, hay que subirlas.
Nuestro cuerpo ya nota los kms que llevamos encima, así que aprovechamos la excusa del sello para sentarnos 5 minutos.
Seguimos andando hacia las afueras del pueblo y llegamos a un retazo del pasado; un tramo de calzada Romana y un puente de la misma época que lo primero que me hace recordar es mi pueblo, Caldes también tiene un pasado romano y todavía conservamos parte de ello, el puente, los balnearios y bastante trozo de calzada.
Llegamos a Lorca, situado en el km 13,3 de nuestra ruta. Nos quedan 9 kms para llegar al destino final, así que decidimos parar a desayunar aquí.
El albergue donde desayunamos, como no, se llena de peregrinos que hemos ido viendo durante todo el camino y que, probablemente nos seguiremos encontrando.
Con las pilas bien recargadas (y con los pies aún cansados) seguimos la parte parte final de esta segunda etapa.
Hoy Isma, nos ha preparado una sorpresa, para alegrar aún más la caminata, nos ha traído una bota de vino para entretenernos. Bebemos un poquito, andamos, charlamos, reímos, seguimos andando... nos habíamos confiado que el camino hoy sería algo más cortito que ayer pero ya llevamos 5h andando, y aún nos queda 1h.
Dado que este tramo está lleno de cuestas (+13% desnivel), el cuerpo tampoco te deja ir a un ritmo alto, y agradecemos que hoy el clima está siendo perfecto. Ni frío, ni calor, ni lluvia, ni sol. Ideal.
En el km 18, pasamos por Villatuerta, donde Gemma y yo nos quedamos encantadas con unos árboles color rojo intenso que nunca antes habíamos visto. Más regalos del camino.
Cuando quedan justo 2 km para llegar, empieza a chispear que yo más bien lo agradezco que otra cosa.
Última cuesta, el cuerpo parece que sabe que estamos llegando, de repente entran unas fuerzas de no sé dónde que me hacen acelerar y llegar al destino, Estella.
Hoy hemos llegado a buena hora, 1.30 pm, una hora y media antes que ayer. Mejor, así ahora nos da tiempo de ducharnos y asearnos antes de ir a comer a una hora decente.
El Albergue Municipal (6€), está súper bien. Me gusta más que el de ayer, se ve más tranquilo y ordenado y la antención ha sido muy buena. Nos sellan el credencial y subimos a la habitación a descargar y arreglarnos.
El pueblo es pequeñito, calles estrechas y familiares, me transmite mucha confianza.
Buscamos sitio donde comer y El Bar EL CHE tiene una pinta muy apetecible.
Nos damos cuenta que en él están unos chicos que nos hemos ido encontrando a lo largo del camino y que además creo que se alojan en el mismo albergue.
Le echamos un ojo a la carta y nos convence, así que como hace buen día nos sentamos en la terraza.
Aunque igual la proteína sería lo que me podría ir mejor para la recuperación muscular, hoy se me ha antojado un plato que tienen en la carta y que probablemente no me vaya a decepcionar; pasta negra con gulas y langostinos. Las expectativas que me había creado eran buenas, porque el plato ha estado a la altura.
Justo cuando estamos terminando el plato se pone a llover con bastante intensidad, pero los toldos nos cubren sin problema.
Pedimos de postre una tarta de requesón que está increíble y a Isma le ha gustado tanto que pide otra y los demás le ayudamos a que se la termine.
Hacia las 6 pm abandonamos el restaurante para dar una vuelta, acompañar a Sonia a la farmacia a que se compre apaños para sus pies y comprar la cena.
Las chicas volvemos al restaurante a comprar una botella de vino para la cena, porque ha todos nos ha gustado mucho y nos hacemos una foto encima del puente Del Río Ega y con las montañas de fondo. Otro paisaje de postal.
Regresamos al albergue a descansar un rato antes de la cena y a untarnos en cremas reparadoras. Lo agradezco, porque tengo pendiente crear una lista de Spotify para la Fundación Accenture y hoy se vence el plazo. Así que mientras mis piernas descansan hago algo productivo.
Hacia las 8 pm bajamos al comedor a cenar, es pronto sí, pero las luces en el albergue se apagan a las 10.15 pm y hay que ir a dormir pronto para estar mañana descansados.
Nos quedamos jugando un rato a las cartas donde la menda gana todas las partidas (será lo que dicen sobre afortunado en el juego...).
Nos vamos a la cama y me quedo un rato escribiendo las líneas de este post mientras oigo cada 5 minutos a Sonia quejándose por la orquesta sinfónica que tenemos montada en la habitación fruto de los ronquidos. Yo estoy cansada, así que con o sin ronquidos me quedo dormida del tirón a lo alto de la litera.
Clar que si!!! Regalos del camino!!!
ResponderEliminarPreciós!