Múltiples hazañas imprevistas

2 enero de 2020. 6.15 am. Gili Trawangan.
Múltiples hazañas imprevistas.

Suena la alarma y me levanto de la cama, bajo las escaleras y voy a la ducha. No veo nadie por la casa, deben seguir durmiendo.
Ha llovido por la noche, pero parece que hoy haré mejor día, está muy despejado.

Preparamos las maletas en la entrada para cuando pase el Cidomo cargarlas, y Genís, Joan y yo vamos tirando para la salida del barco antes de que salgan los caballos.
El camino está enfangado, pero se nota que el calor lo está empezando a secar. 

El barco para Nusa Penida sale a las 8.30 am, así que vamos con tiempo. Sacamos los billetes en la ventanilla de Eka Jaya (la compañía con la que hemos cogido todos los barcos) y nos esperamos hasta la salida.
Como en el barco de ida, no sé qué problema tienen de regulación con el aire acondicionado, pero es una auténtica nevera, hacía días que no pasaba tanto frío. El trayecto dura alrededor de 2 horas.

Nusa Penida es la primera parada y cuando estamos cerca nos hacen trasladarnos del barco grande a un patera que nos acerca a la orilla.
Un paisaje espectacular, todo verde, un día súper soleado y caluroso y unas aguas turquesas. Nada que ver con la Gili.

Llegamos al puerto, pagamos 5.000 rupias por entrar en la isla y nos ponemos a negociar precios para que un coche nos lleve las maletas y el alquiler de 5 motos. Cada moto nos ha costado 100.000 rupias y son de 125 (unos 6,5€), hasta mañana al mediodía antes de coger el barco.

Tras llenar los depósitos con gasolina que tiene guardada en botellas de agua, y hinchar las ruedas con una mancha de ruedas de bicicleta tiramos para Pitamata, el alojamiento que tenemos cogido.
Las motos son un desastre, están bastante hechas polvo, el casco ni se han planteado darnos (Nadie usa) y creo que ningún cuentakilómetros funciona. Un desastre, pero es lo que hay.

Gio y Sonia han ido con las maletas en coche hasta la villa, así que me subo en la scoopy de Pilar para llegar hasta casa.
Hace muchísimo calor, el sol quema la piel, así que el aire en moto viene genial (aunque debemos estar quemándonos la piel).

Llegamos a Pitamata y, sorprendentemente, toda la villa es para nosotros. Son 5 habitaciones alrededor de una piscina que nada más llegar nos falta tiempo para meternos. El sitio es muy bonito, el personal súper amable y mila habitaciones muy cuidadas. Además, tenemos el desayuno incluido y todo por alrededor de 14€ por persona.

En la isla todo el mundo se mueve con moto o coche, es raro ver bicis porque las distancias son muy largas, nada que ver con las Gili.
Para Nusa tenemos pensado visitar 2 de sus acantilados más famosos, así que después de refrescarnos, buscamos como llegar a Diamond Beach, nos subimos en la motos y tiramos. Da gusto pasearse por estos paisajes verdes, llenos de selva, arrozales y cafetales. 
Las carreteras están bastante bien asfaltadas, así que para ir en moto se agradece porque el trayecto es de unos 40 minutos.

Cuando nos estamos acercando a Diamond Beach, salimos de la carretera asfaltada y entramos en un camino de tierra con mucha grava, suerte que vamos muy lentos con precaución, porque a Joan y a mí (que voy de paquete) se nos va la rueda de delante y nos caemos al suelo. Estoy bien, no me he hecho nada, sólo una pequeña rascadita en el culo, y Joan también está bien pero se ha rascado el brazo y el pie con la grava, así que sus rascadas son un poco más intentas y le sale algo de sangre.

Bajamos la bajada peligrosa y nos paramos para que Joan se limpie las heridas, y en ese momento me dijo que la rueda de Pili está un poco floja. Lo miramos y tiene algo clavado, así que está pinchada. Se van Pili y Jesús a buscar un mecánico cuando antes para que trate de no quedarse sin aire la rueda.
Durante todo el rato que estamos esperando, observamos como 4 o 5 motos más se caen en el mismo punto. Es una bajada bastante pronunciada y la grava con la tierra hace que se te pueda ir la rueda. Además, el freno de detrás de la moto no funciona, como muchas otras cosas.

Regresan Pili y Jesús con la rueda reparada y vamos hasta Diamond Beach. Enric y Joan han salido antes para que pudiera limpiarse en el mar, así que me subo de paquete de Ferran con un poco de miedo en el cuerpo, pero la verdad que conduce muy bien.
Llegamos a la playa, precioso, parece un cachito de paraíso traído aquí. El acantilado es precioso y el color del agua muy azul.
Para bajar hasta abajo es un poco caótico, hay unas escaleras con una cuerda como barandilla pero la cuerda muchas veces no está y tienes que ir a gatas porque son muy estrechas y como te caigas ahí te quedas.

Conseguimos bajar y voy directa al agua, con tanto esfuerzo estamos súper acalorados y sudados, no quiero ni pensar como será la subida.
El agua está a una temperatura ideal y las olas un poco revueltas. Puede ser peligroso bañarse porque te puedes golpear contra piedras, así que vamos con cuidado.

Nos hacemos unas cuantas fotos, nos divertimos con las olas un rato y nos vamos, nos apetece ir a tomar algo bien fresquito viendo el sunset. 
Buscamos en el google maps y vemos que Maruti 
Beach Club está en la zona de puesta de sol, así que ponemos rumbo hacia allí. 
Enric se para de camino en un Diving Center porque mañana quiere intentar hacer un par de inmersiones.

Llegamos justos para cuando el cielo está empezando a teñir de rojo, pedimos unas Bintang y observamos la puesta.
La verdad que es una imagen preciosa, el mar, em cielo de esos colores y todo rodeado de verde.
Cuando se oscurece del todo, decidimos ir a pagar para ir a cenar, nos cobra un hombre el cual si uña del dedo gordo debe medir alrededor de 10 centímetros, fascinante. Le preguntamos el porqué la tiene así de larga pero no tiene ningún motivo aparente.

De camino a Maruti hemos visto un sitio por la carretera que nos llamaba la atención Summer Shack, así que decidimos cenar ahí.
Pedimos unos platos para compartir y me parto con Gemma “Diet starts tomorrow” uña pedazo de hamburguesa de incontables pisos doble de todo. Incapaz de terminármelo. El sitio es bonito y se come bien, recomendable si alguien está por la zona.

Terminamos de cenar y de regreso a casa vemos que Ferran empieza a pitar y nos dice que paremos (ahora voy con Jesús en la moto). Se ha quedado sin gasolina, pero como el indicador del depósito no funciona en casi ninguna moto imposible saberlo.
Enric y Joan van con la moto a comprar una botella de gasolina para poder llegar.
Justo antes de irnos, Joan mete el pie en un foso y se cae, sale, y se le caen las gafas dentro así que tiene que volver a meterse para secarlas. Se ha caído con el mismo pie que se cayó en la moto, así que sus heridas se multiplican, pero antes de ir a ver el sunset ha ido a un centro médico para curarse y se ha tenido que comprar el Kit, así que te tiene para seguir curándose.

En general un día de múltiples hazañas imprevistas a cada momento, pero dentro de todo la verdad es que nos hemos reído mucho, hemos visto cosas muy chulas y lo hemos pasado muy bien, los paisajes de la isla ayudan.
Al llegar, algunos se meten a la piscina, nos duchamos y nos vamos a dormir para estar descansados mañana.

#balixmas 


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