Descubriendo la ciudad

25 de Agosto 2020. 8.30 am. Porto.
 Descubriendo la ciudad.

Nos levantamos relativamente pronto, hemos contratado un Free tour por la parte más contemporánea del casco antiguo de Porto a las 10.15h y queremos llegar antes para desayunar por la zona, así que nos duchamos, nos vestimos y pedimos el taxi para que nos recoja.

Bajamos en la Praça da Liberdade, situada prácticamente en el corazón de Porto, y tomamos el desayuno en una de las panaderías de los alrededores. Por fin pruebo el Pastéis de Nata! Todo el mundo hablándome de él, y ahora entiendo el por qué (aunque Bernat no me pare de repetir que los mejores son los de Belém, en Lisboa). 

Buscamos nuestro guía con paragüas verde y nos juntamos con el grupo. Durante alrededor de 2 horas, el tour nos va guiando por los principales monumentos y puntos de interés de Porto, pero dejaremos para recorrer y callejear a nuestro aire por la tarde el barrio de la Ribeira de la ciudad.

Nuestra guía, Carmen, originaria de Barbate, le pone muchas ganas y desparpajo, la verdad que se explica muy bien y con detalle.
Visitamos las zonas más icónicas de la ciudad, como la Estação de São Bento, la cual esconde una gran historia de la ciudad en sus paredes decoradas con murales de azulejos, que representan a modo de escenas, los principales hitos históricos de Portugal. También visitamos el Mercado de Bolhão, la Livraria Lello, Igreja do Carmo (decorada también con azulejos), la Torre dos Clérigos o el Miradouro da Vitoria.


Carmen también nos va contando curiosidades, como que en la ciudad hay repartidas unas 26 cabinas de teléfono al más puro estilo de Londres,  puesto que fue un regalo del Reino Unido (Los Británicos instalaron toda la red telefónica de Portugal a cambio de que los Portugueses renunciaran al reparto de tierras y colonias tras la victoria aliada en la Primera Guerra Mundial frente a los imperios centrales, y a que le cedieran la gestión de toda la red telefónica. Un trato cuánto menos bastante poco beneficioso para los intereses del País aunque mejor que nada). 
Pasamos también por el famoso Café Majestic, en la Rua Santa Catarina donde el café cuesta la friolera de 5€ cuando aquí es raro pagar más de 0,8€, pero se ve que por dentro es realmente bonito y que antaño fue lugar de encuentro de escritores, poetas e intelectuales (y debe ser realmente bonito porque hay bastante cola esperando para entrar).

Es curioso ver cómo hay muchos edificios, avenidas y plazas de estilo parisino repartidos por la ciudad, ya que en su momento, París era una ciudad icónica mundial, y un modelo a imitar. Otro detalle interesante es que la mayoría de fachadas están protegidas por la UNESCO y no es posible reformarlas ni cambiarles el nombre original (así que puedes tener una cafetería con el nombre de una zapatería en la fachada).

Seguimos paseando por las cuestas y bajadas de la ciudad, el día está muy soleado y la verdad que con tanta cuesta, nos sube aún más la temperatura.

Como nos ha contado Carmen, los platos típicos de la ciudad son las tripas y la Francesinha, así que decidimos ir al “Café Santiago”, el cual es uno de los sitios más famosos para probar esta última. De camino al Café santiago, hacemos una visita a la Sé de Porto, la catedral. Un imponente edificio coronando El Barrio de Ribeira con tintes de castillo fortificado. Las vistas son geniales. Aprovechamos para pasar por la parte de arriba del puente de Dom Luis I donde se puede observar toda la ciudad con casi vista de pájaro


La Francesinha es una especie de Sándwich con todo el colesterol que se encuentra por la cocina y recubierto de una salsa y un huevo encima (en su interior lleva jamón dulce, salchichas, ternera, queso y probablemente más cosas que me estoy dejando). Sorprendentemente, tengo que admitir que está deliciosa.


Para no morir de un infarto por colapso de colesterol en las venas, decidimos partirnos 1 para los 2 y nos deja satisfechos y con energía para seguir descubriendo la ciudad.

Estamos en una parte alta de la ciudad, así que vamos bajando hacia El Barrio de la Ribeira para callejear un poco más que ayer y así descubrir la zona (y ya de paso hacemos la digestión).
Tras perdernos un buen rato por la Ribeira, decidimos ir de nuevo a pasear por Vila Nova de Gaia y de paso sacar unas fotos panorámicas de la ciudad desde el puente Dom Luis I. Cruzando el puente, observamos cómo un grupo de adolescentes locales deciden tirarse desde el mismo puente al río Duero. La verdad es que la altura es considerable.

Ya en el otro lado de la Ribeira, y como ayer nos gustó la Taberninha do Manel, nos decidimos a repetir pero esta vez para probar el vino de Porto. Nos sirven 2 variedades distintas, Ruby y Tawny, y como era de esperar, no me gusta absolutamente nada. Demasiado fuerte el olor y el sabor muy dulce y alicorado. Me deja un aroma que no me gusta y no soy capaz de beberme la copa, así que Bernat tendrá que hacer el esfuerzo por mí, ya que a él no le ha disgustado.

Varias personas nos habían recomendado Matosinhos para comer, así que cómo ayer ya cenamos en Porto, decidimos cambiarnos e ir a cenar a dicho pueblo, que está a 7 escasos kilómetros de Porto.
Bernat tiene mono de peixe graellado, así que vamos a darle ese gusto.

Tras trastear un poco por trip advisor y pasear por las cartas de casi todos los restaurantes de la Rua dos Herois de França, nos terminamos sentando en el Meia-Nau, que encabeza la lista de restaurantes en Matosinhos.
Además de las entradas que nos ponen (lo hacen en todos los restaurantes) pedimos un salteado de lulas (calamares), unos mejillones, un Rodaballo de 1 kg grelhado para salir rodando y lo acompañamos de un vinito blanco. Hay que decir que el puesto del restaurante en la lista se lo merece, porque la comida está realmente buena y el personal del sitio es muy agradable y atento; también hay que decir que probablemente en todos los restaurantes de alrededor hagan el pescado igual de bueno.


Al acabar la cena, muy amablemente nos ponen dos chupitos de vino de Porto pero, una vez más,  Bernat tendrá que hacer el esfuerzo por mí porque yo no me veo capaz.

Cuando terminamos de cenar damos un paseo por la orilla de Playa, la verdad que el Paseo de Mar es bastante grande y se está a gusto, además aunque por aquí por las noches refresca más que en Barcelona, con un jersey finito se pasa bastante bien.



#tetodo

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