Una experiencia, cuanto menos, curiosa
29 Agosto. 8.30 am. Unawatuna.
Una experiencia, cuanto menos, curiosa.
Lamentándolo mucho el viaje por Sri Lanka está llegando a su fin, pero hoy todavía tenemos un día bastante ajetreado que seguro que nos cunde.
Bajamos a desayunar y la verdad que el desayuno es fantástico; un zumo de frutas, un plato de frutas variadas (starfruit, sandía, papaya, fruta de la pasión, piña, aguacate y plátano), mantequilla, mermelada, tostadas y un plato con huevos hechos al gusto. Todo delicioso. La verdad que este hotel está súper bien, creo que es el que más me ha gustado en todo el viaje.
Aprovechamos para dejar algo de ropa y que nos hagan la colada. Al final de los viajes siempre nos gusta hacerlo para no llevar tanta ropa sucia en la maleta y que llegue directamente limpia a casa.
Sure nos recoge a las 10 am y ponemos rumbo al River Safari, pero antes vamos a ver cosas por el camino.
La primera parada la hacemos en un monumento que Japón regaló a Sri Lanka tras el tsunami del 26 de diciembre de 2004, “Peraliya Buda”, en conmemoración a las víctimas de la catástrofe.
Proseguimos la marcha y un poco más adelante paramos en el “Tsunami memorial photo museum”, donde se muestra la realidad de lo que afectó el tsunami en esta zona de Sri Lanka.
El terremoto del Océano Índico, de magnitud 9,1 en la escala de Richter y con epicentro en las costas de Sumatra (Indonesia), generó varios tsunamis que devastaron todo lo que se encontró a su paso, principalmente en Indonesia, en segundo lugar Sri Lanka, India en tercer lugar y Tailandia en cuarto lugar (mucha gente piensa que el lugar más afectado fue Tailandia por la famosa película “Lo imposible” que cuenta la historia de una familia española que estaba pasando las navidades en Tailandia cuando se originó el desastre). Este terremoto se considera como el segundo más importante desde que se tienen registros con sismógrafo tras el ocurrido en Valdivia (Chile) en 1960.
Muchos otros países se vieron afectados tras el terremoto, que a pesar de que se originara en Sumatra, llegó hasta las costas de África, donde también se pudieron contabilizar algunas víctimas.
La mujer que está en el Museo nos va contando historias de como ella lo vivió y la agonía que supuso para toda la población ceilandesa en ese momento.
Se me eriza la piel viendo todo lo que llegaron a pasar y lo mucho que costó y está costando reconstruir todo lo que fue destruido.
El tsunami en Sri Lanka se manifestó en 2 olas, la primera de ellas que inundó gran parte de la mitad este y sur del país, y una segunda ola de unos 10 metros de altura 20 minutos más tarde que devastó completamente todo lo que encontraba a su paso, avanzando a una velocidad de 800km/h.
Todavía hay gente desparecida que sigue sin estar contabilizada como fallecida pero que probablemente sean víctimas de la catástrofe.
Tras esta parada más bien emocional, continuamos y llegamos al River Safari, un safari en el río “Madu Ganga”.
Nos vestimos con los chalecos salvavidas y nos subimos al bote. El paisaje es totalmente tropical, podría recordar a estar en medio de Costa Rica o en el mismo Amazonas de Brasil (salvando las distancias de la magnitud del Amazonas, está claro).
El día está súper soleado y pica bastante. Por la vegetación encontramos de nuevo Black Monkeys, cantidades desorbitadas de murciélagos, diferentes tipos de aves y alguna que otra iguana bastante grande.
Además vemos varios sitios donde se practica la pesca tradicional de Sri Lanka para gambas, cangrejos, peces y animales más bien pequeños.
Por el camino vamos observando las diferentes islas e islotes que conforman el curso del río, y paramos a refrescarnos con un delicioso coco que nos ofrecen desde un puestecito flotante.
Hacemos una parada en un islote donde pasamos un rato. En primer lugar un señor nos cuenta cómo es todo el proceso de elaboración de la canela, desde la rama del propio árbol.
La canela aquí en Sri Lanka, además de tenerla molida como especie o en barquillos, también es muy común trabajarla para producir aceite de canela, el cual tiene aplicaciones tanto medicinales como para fragancias.
Nos dan probar un té con canela delicioso.
Cuando terminamos el té vamos al lado a hacer “Fish Therapy”, que es el típico tanque de agua con muchos pececillos donde introduces los pies, pero cuando veo esos pedazo de animales me asusto un poco.
Creo que en pocas veces me he llegado a reír tanto y tan seguido en mi vida. Una experiencia, cuanto menos, curiosa.
Al principio fue complicado porque nos daba cosa y nos hacían cosquillas, pero al final le cojo el truquillo y se me hace bastante relajante. Bernat no consigue el mismo estado de relajación.
Tras reírnos un buen rato volvemos al barquito y seguimos el curso del río, encontramos varias estatuas de Buda (como no) por el camino.
El conductor, muy simpático por cierto, nos deja conducir la lancha un rato a cada uno de nosotros (en una zona bastante amplia, todo sea dicho) y oye, no se nos da para nada mal.
Finalmente llegamos prácticamente al punto donde el río se junta con el Océano Índico y regresamos a la costa.
Una experiencia muy divertida la verdad. Al bajar y salir de la burbujita donde nos estaba dando una estupenda brisa en el barco, choque de calor máximo, qué horror.
Nos montamos al coche, Sure nos deja dos botellas de agua bien fresquitas para hidratarnos (cada día cuando subimos al coche nos tiene preparadas dos botellitas de agua, una para cada uno, magnífico) y vamos a nuestra última parada de hoy, “Turtte Farm”.
Aunque el nombre del sitio puede generar controversia, en realidad es un centro que aboga por la salud de las tortugas y cuida de las que están enfermas para curarlas y devolverlas al mar. Me parece una labor fascinante.
Según nos cuenta el chico, en el mundo hay 7 tipos de tortugas marinas y en Sri Lanka tienen 5 de ellos. El tipo más grande, la tortuga Laúd, puede llegar a medir 3 metros y pesar hasta 680kg. Bali (Indonesia) es conocida por ser uno de los principales lugares donde avistarlas (doy gracias por no haberme encontrado un bicharraco así cuando estuvimos haciendo buceo por allí).
Además, otra de las cosas que hacen (que puede ser más o menos discutible moralmente) es comprar huevos a pescadores que los recogen (y no deberían) pero de este modo evitan que se vendan en el mercado negro o se hagan una tortilla con ellos. Supuestamente se los compran a un precio más alto que el que obtendrían en condiciones normales (lo que no deja de ser en cierto modo un incentivo). Los huevos los crían y cuando nacen las tortugas y tienen alrededor de 10 días las devuelven al mar para que sean libres. También hemos leído que quizás el hecho de que nazcan en cautividad provoca que pierdan ese magnetismo que una vez adultas les hace volver exactamente al mismo lugar donde nacieron. Quién sabe. Lo que queda claro es que el mejor camino sería no tener que comprarlos porque la gente no los saquea en la playa, dejar a la naturaleza fluir.
Tienen tortugas de varias edades y tamaños, y las curan sobretodo de problemas en las patitas, enfermedades de piel y algunas que han sufrido amputaciones por ataques de tiburones.
Lagrimita al saber que muchas tortugas a raíz de las redes o del plástico que el hombre lanza al mar, las lesiona sin poder nadar correctamente y esto hace que les cueste mucho encontrar comida a grandes profundidades. Entonces comen lo primero que pillan en la superficie e ingieren muchos plásticos, que se les van quedando en el estómago en una gran cantidad provocándoles que no puedan hundirse y siempre estén flotando, llegando a una muerte segura. Un desastre.
Como curiosidad, tienen un par de tortugas albinas (una de ellas ciega de un ojo), nunca las había visto, se ve que nacen 1 entre 1 millón, y desgraciadamente son muy cotizadas en el mercado negro, así que cuando las encuentran intentan darles una mejor vida en el centro.
Mientras que el resto de tortugas tienen una esperanza de vida alrededor de 200 años, las albinas sólo de 20.
La diferencia entre macho y hembra es que los machos tienen colita detrás y las hembras no.
Salimos y Sure nos propone ir a tomar algo, aceptamos y cuando nos damos cuenta nos dice… “Welcome to my restaurant” (bromeando). Nos ha traído a su casa, a lo largo del viaje nos ha hablado mucho de su mujer y sus hijos, y nos ha traído para que los conozcamos.
Pasamos un rato agradable, Chathu (su mujer) nos ofrece un pastel tipo bizcocho, plátanos y café. Súper amables todos. Su hijo de 7 años está dando clase de repaso justo al lado con compañeros, han montando una carpa en el jardín donde van varios niños a clase de repaso tras la escuela y también les acompaña la madre de Sure.
La hija, de 10 años, nos acompaña mientras tomamos algo y trata de practicar inglés con nosotros. Muy simpática, nos enseña un examen que ha traído de clase y ha sacado un 10, una crack!
Nos presentan a su perro Lexi, adorable, un Labrador precioso. Pasamos un rato agradable todos juntos y nos despedimos. ¡¡¡Gracias a todos!!!
Volvemos de vuelta a Unawatuna, Sure nos deja en el hotel y descansamos un rato antes de ir a cenar.
Sobre las 8 y algo nos dirigimos a la zona de playa y nos sentamos en el Tartaruga Restaurant, que fue el mismo donde tomamos algo el primer día.
Nos preparan una mesa delante del mar, igual que ayer, y con Bruno Mars de fondo esperamos que nos traigan la comida. Todo buenísimo y cantidades abundantes.
Es la última noche así que nos la pasamos charlando y charlando; del viaje, de la vida, de política socioeconómica, de geopolítica y de cómo arreglar el mundo acompañados otra vez con dos gitonics cada uno.
Uauuu! Tela la dimension de los fish therapy 🤣 Y que detalle la visita a casa de Sure!!!
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